ARTRITIS REUMATOIDE

¿Qué es la Artritis Reumatoide?

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La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad crónica que origina dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de función en las articulaciones.

Además, puede acompañarse de inflamación en otros órganos y múltiples síntomas algunos recientemente descubiertos.

Definición y causas de la enfermedad

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad sistémica autoinmune que se caracteriza por provocar inflamación crónica de las articulaciones. Produce destrucción progresiva con distintos grados de deformidad e incapacidad funcional; Puede afectar a diversos órganos y sistemas, como ojos, pulmones y pleura, corazón y pericardio, piel, vasos sanguíneos y arterias produciendo su inflamación y daño de estructuras.

Prevalencia

La artritis reumatoide es la enfermedad inflamatoria más frecuente. La padecen 5 de cada 1.000 personas en el mundo, aproximadamente. Las mujeres entre 35 y 50 años son las más afectadas por la enfermedad, un 60%, casi 4 por cada hombre afectado, según datos de la Fundación Española de Reumatología.

En España, la padecen 200.000 personas y cada año aparecen 20.000 casos nuevos. En nuestro país es la causa del 5% de las incapacidades permanentes. (Fuente: Dr. José C. Rosas Gómez de Salazar. Reumatólogo del Hospital Marina Baixa, Alicante).

La artritis reumatoide está presente en todo el mundo, excepto en algunas zonas de África. Sin embargo, datos como una frecuencia disparada en asentamientos humanos (como tribus cerradas o esquimales) y una prevalencia mucho menor en Asia y países del entorno mediterráneo, hacen creer que hay factores genéticos y medioambientales involucrados en esta enfermedad.

¿Quién puede padecerla?

Aunque, hoy en día, ha quedado demostrada la existencia del componente genético, las investigaciones aún no han dado con el gen exacto donde puede estar el fallo, ni se ha comprobado si la genética predispone a padecer la enfermedad o a una mayor gravedad una vez contraída.

Existe una asociación clara entre el consumo de tabaco y el desarrollo de artritis reumatoide. “Los fumadores tienen mayor probabilidad de padecer artritis reumatoide que los no fumadores”, afirma la Drª Loreto Carmona, de la Unidad de Investigación de la Fundación Española de Reumatología. Esta predisposición podría estar relacionada con la mayor frecuencia de infecciones, de origen bronquial o de boca. Sin embargo la mitad de las personas que sufren A.R. nunca han fumado.

Causas de la enfermedad

Aunque la causa de la AR sigue siendo desconocida, se están produciendo importantes progresos en la investigación de los mecanismos inmunológicos inflamatorios, que conducen a la artritis y al daño articular. El sistema inmunitario del cuerpo normalmente combate las sustancias extrañas, como los virus. Pero en una enfermedad autoinmunitaria, el sistema inmunitario confunde o toma los tejidos sanos como sustancias extrañas y, como resultado, el cuerpo se ataca a sí mismo. Cuando una persona llega a cortarse o tener una herida, el sistema inmunológico se encarga de suministrar las defensas necesarias para reestructurar ese daño. Cuando se padece artritis reumatoide, el sistema ya no reconoce al organismo y en vez de subsanar, ataca generando inflamación, incluso después de tomar analgésicos para aliviar el dolor.

Síntomas y signos

El síntoma más frecuente es el dolor en las articulaciones, tanto grandes como pequeñas, que se produce como consecuencia de la inflamación de las articulaciones. Las articulaciones más dañadas son con frecuencia las muñecas, los dedos de las manos, las rodillas, la cadera, los pies, los tobillos y las articulaciones temporomandibulares (atm´s) huesos que están al lado de los oidos –huesos de la mandíbula que permiten abrir y cerrar la boca-, y cervicales.

La inflamación continua y no controlada puede acabar dañando los huesos y ligamentos que pueden conducir a la deformidad progresiva de las articulaciones y a la pérdida de la capacidad para hacer algunas de las tareas cotidianas.

Lo más frecuente es que la artritis reumatoide comience con dolor e hinchazón en las pequeñas articulaciones de los dedos de las manos, o de las atm´s. Con rigidez matutina que pude durar varias horas. Este dolor puede llegar a aliviarse según transcurre el día.

Muchos pacientes pueden presentar cansancio, alteración del sueño y desánimo, todo ello relacionado con la intensidad del dolor y la inflamación.

Las manifestaciones extraarticulares se deben a la artritis reumatoide, pero afectan a órganos diferentes a las articulaciones.

Evolución de la enfermedad

La artritis reumatoide suele aparecer de forma progresiva en el 50% de los casos, y sólo en un 10% a 20% de forma brusca, datos revelados por el Dr. Eduardo Úcar del Hospital de Basurto de Bilbao.

Se puede presentar a cualquier edad y, como ya hemos señalado, las mujeres resultan afectadas con mayor frecuencia que los hombres. El curso y la gravedad de la artritis reumatoidea pueden variar considerablemente. La infección, los genes y las hormonas pueden contribuir a esta enfermedad. Las hormonas hacen que sea una enfermedad más frecuente en mujeres.

La artritis reumatoide puede ser manifestarse de las siguientes maneras:

• Gradual: es la más frecuente. La inflamación afecta a las articulaciones de las manos, rodillas o dedos de los pies, de forma progresiva, con mayor dificultad de movilidad y más dolor al despertar por la mañana.

• Afectación moderada de una articulación: durante semanas o meses, tan sólo una o dos articulaciones duelen o se inflaman de manera continuada, o en otros casos con períodos intermedios sin síntomas.

• Afectación brusca y aguda de una o varias articulaciones: es menos frecuente. Muy incapacitante por la intensidad del dolor, la imposibilidad de hacer esfuerzos con las manos u otras articulaciones, la limitación del movimiento y el agarrotamiento, que se sufre a primera hora del día.

• Episodios aislados de artritis aguda: afectan a una o varias articulaciones durante unas horas o días, desapareciendo a continuación la inflamación hasta el siguiente brote. Es el llamado Reumatismo Palindrómico.

Es importante, entonces, tener en cuenta que la enfermedad evoluciona con brotes transitorios en los que el paciente se encuentra peor, con más dolor e inflamación, seguida de períodos en los que los síntomas mejoran parcialmente. Es muy complicado predecir al principio cuál será el comportamiento de la enfermedad en cada paciente en concreto. Los pacientes presentan brotes y pueden presentar episodios con fiebre. El dolor puede ser generalizado y llevar al paciente a la cama de tal manera que no pueda moverse y sufra dificultad para tragar.

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Diagnóstico

El diagnóstico de la AR puede ser difícil a causa de que puede comenzar gradualmente y por síntomas muy sutiles. Los análisis de sangre (demostración de anticuerpos antipéptidos citrulinados (anti-PPC) específicos de la AR) y las radiografías (demostración de lesiones características) pueden ser decisivos. El análisis de sangre de anti-PPC es un avance reciente muy importante para ayudar al diagnóstico precoz de la AR.

Los síntomas de comienzo, las articulaciones inicialmente afectas y la afección de otros órganos como los ojos, el pulmón o la piel, puede variar entre los distintos individuos. Otras artritis pueden simular las manifestaciones de la AR. En no pocas ocasiones, la destreza y experiencia del médico, son esenciales para establecer un diagnóstico preciso y proponer el tratamiento más apropiado. Otra de las dificultades es el escaso número de reumatólogos que hay en nuestro país especializados en esta patología, ya que últimamente se están evidenciando nuevos efectos de esta enfermermedad y daños colaterales como las arteritis y vasculitis.

“Nos hemos encontrado casos en la literatura de pacientes que sufrían neuralgia del trigémino y realmente lo que tenían era una enfermedad de origen inmunológico. Al tratarlos con un medicamentos biológico su NT ha remitido”, señala el Doctor Agustín Legido.

Sin duda, es esencial llegar al diagnóstico lo antes posible para disminuir o incluso evitar el objetivo más importante: la aparición de lesiones irreversibles en las articulaciones y otros órganos.

Tratamiento

La artritis reumatoide no tiene cura pero los tratamientos actuales suelen ser muy efectivos. Aunque la terapia física o la cirugía en casos seleccionados pueden ser útiles en algunos enfermos, el tratamiento principal recae en los medicamentos. Existen diferentes grupos de medicamentos para tratar la AR que tienen características y funciones diferentes que podemos dividir en 5 grupos:

• Antiinflamatorios no esteroide (AINEs): inhiben la acción de las prostaglandinas, mediadores de la inflamación que disminuyen el dolor, la rigidez y las articulaciones. Su uso en la AR no es obligatorio, ya que aunque mejora la sintomatología, no es capaz de frenar la enfermedad. Se trata de un tratamiento sintomático que se utiliza en las fases de brote de la artritis. Los AINEs pueden producir efectos secundarios. El más frecuente es la toxicidad digestiva.

• Fármacos antirreumáticos modificadores de enfermedad (FAMEs): constituyen el grupo más importante de fármacos utilizados en el tratamiento de la AR. No sólo mejoran los síntomas sino que frenan la enfermedad y retrasan la destrucción y deformidad de las articulaciones. Su uso es obligatorio en todo paciente que haya sido diagnosticado de AR. Los medicamentos incluidos en este grupo son: metotrexato, leflunomida, salazopirina, las sales de oro intramusculares, los antimaláricos y la ciclosporina. Dentro de los FAMEs, el más utilizado es el metotrexato, ya que tiene una eficacia contrastada. Es el más usado fundamentalmente también porque es el más barato. Hay muchas personas que tienen muchas interacciones y problemas en el estómago.

• Glucocorticoides: a pesar de la mala prensa de los corticoides, en la AR son muy útiles. Pueden utilizarse en las fases iniciales, aunque siempre hay que tomarlo el menos tiempo posible.

• Fármacos biológicos: es el primer avance terapéutico en esta enfermedad. Su empleo en la práctica clínica diaria data de hace cinco años. Son fármacos diseñados, mediante complejas técnicas de biología molecular, que bloquean la acción de sustancias que tienen un papel crucial en la destrucción de las articulaciones. Los que han reportado mayor éxito son los llamados antagonistas del TNF-alfa (vía endovenosa), y el infliximab, etanercept y adalimumab (vía subcutánea). Los antagonistas del TNF-alfa han demostrado su eficacia en pacientes que no habían respondido satisfactoriamente a los FAMEs. Pese a todo, pueden darse efectos secundarios, por lo que tiene que haber siempre la supervisión de un especialista. Añadir que el coste de estos fármacos es elevado. Se han detectado casos de efectos secundarios graves.

• Otros fármacos: hay otros fármacos que juegan un papel secundario en la enfermedad, en función de las características de cada paciente, como el paracetamol, relajantes musculares, ansiolíticos o antidepresivos.

“La suspensión de tratamiento puede suponer una reactivación de la enfermedad. Dicha reactivación no es inmediata, sino que tarda unas semanas”, según afirmaciones del Dr. Raimon Sanmartí, del Hospital Clínico de Barcelona.

El objetivo del tratamiento de la artritis reumatoide es intentar conseguir una remisión total de la enfermedad o en su defecto un control satisfactorio de la enfermedad. Esto es actualmente inalcanzable en la mayoría de los pacientes.

Como alternativa, se debe aspirar a obtener el mejor control posible de la enfermedad, es decir, una respuesta terapéutica satisfactoria (RTS). La RTS debe incluir la disminución de la actividad inflamatoria, el alivio sintomático, la preservación de la capacidad funcional para realizar las actividades cotidianas, incluyendo el mantenimiento de la capacidad laboral y de la calidad de vida, el retraso del daño estructural articular y la prevención de la morbilidad y mortalidad.

Aunque no se ha demostrado una clara relación entre la dieta y la aparición de la artritis, las dietas ricas en ácidos grasos omega 3 (pescado), tienen un efecto favorable ya que pueden disminuir la inflamación.

La artritis como causa de discapacidad laboral

• Más del 45% de los pacientes con artritis reumatoide en edad activa sufre discapacidad laboral moderada o grave.

• Cerca del 35% presenta problemas laborales con bajas temporales o disminución de la productividad.

• Un 29% están jubilados a causa de la enfermedad.

Resultados obtenidos en el Estudio CaliRA, una iniciativa promovida por UCB Pharma dentro que ha contado con la colaboración de la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis).

«Aproximadamente el 43 por ciento de los pacientes con artritis reumatoide tiene un bajo estado de ánimo y en torno al 7 por ciento se encuentra muy ansioso o deprimido», explica el jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, el doctor Juan Ángel Jover, quien señala que el dolor «es el otro factor principal que caracteriza a esta patología crónica y que influye negativamente en la calidad de vida del paciente».

 

Publicado en: Noticias, Somos solidarios

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