¿Qué es la Esclerosis Múltiple?
La esclerosis múltiple es una enfermedad desmielinizante, neurodegenerativa y crónica del sistema nervioso central.
No es hereditaria y tampoco es mortal. Produce la discapacidad de quienes la sufren.
¿Qué es la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad del sistema nervioso central que afecta al cerebro, tronco del encéfalo y la médula espinal. La mielina, la sustancia que recubre las fibras nerviosas, resulta dañada y entonces la habilidad de los nervios para conducir las órdenes del cerebro se ve interrumpida lo que produce una discapacidad neurológica progresiva.
La esclerosis es la enfermedad neurológica crónica más frecuente en adultos jóvenes en Europa y la segunda causa de incapacidad en este grupo de población, después de los accidentes. (Fuente: Sociedad Española de Neurología)
En España, la prevalencia de esta enfermedad es de 70-90 pacientes por cada 100.000 habitantes (Fuente: Diario Médico). En total, hay cerca de 40.000 personas afectadas por esta enfermedad en nuestro país (Fuente: El Imparcial). Una de cada 1.000 personas estará afectada por esta enfermedad.
Se diagnostica principalmente en adultos jóvenes, que suelen empezar a sentir los síntomas entre los 20 y 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.
Según el doctor Óscar Fernández, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Carlos Haya, de Málaga, el 60 % de los pacientes son mujeres, como ocurre con otras enfermedades autoinmunes. Se sabe que las hormonas juegan un papel detonante en el desarrollo de estas enfermedades.
Tipos de Esclerosis Múltiple
Hay 5 tipos de esclerosis múltiple que difieren en síntomas y consecuencias (Fuente: Federación Española para la Lucha contra la Esclerosis Múltiple)
• -EM benigna: se caracteriza por tener tan sólo un brote y, posiblemente, sólo un brote adicional y una recuperación completa entre estos episodios. Pueden transcurrir hasta 20 años hasta que se produzca una segunda recidiva, por lo que el proceso únicamente progresa de forma limitada. La EM benigna sólo se puede identificar como tal en aquellos casos inicialmente clasificados como EM recurrente-remitente, cuando a los diez o quince años del comienzo de la enfermedad, la discapacidad es mínima. Supone aproximadamente el 15% de los casos clínicamente diagnosticados de EM.
• -EM remitente-recurrente (EMRR): es el tipo más frecuente y afecta a más del 80% de las personas con EM. Durante varios años, en las fases iniciales puede no haber síntomas. Sin embargo, las lesiones inflamatorias en el SNC ya se están produciendo, aunque no lleguen a dar lugar a síntomas. Los brotes son imprevisibles y pueden aparecer síntomas en cualquier momento -nuevos o ya conocidos- que duran algunos días o semanas y luego desaparecen de nuevo.
• -EM progresiva secundaria (EMSP): cuando el grado de discapacidad persiste y/o empeora entre brotes, se considera que estamos ante una EM de tipo secundaria progresiva. Puede aparecer después de una fase recurrente-remitente del proceso y se considera una forma avanzada de la EM. Entre un 30 y un 50% de los pacientes que sufren inicialmente la forma recurrente-remitente de la EM, desarrollan la forma secundaria progresiva. Esto se da tras un período de tiempo que depende de la edad de inicio y que suele ocurrir entre los 35 y los 45 años. La EMSP se caracteriza por una progresión continua con o sin recidivas ocasionales, remisiones poco importantes y fases de estabilidad.
• -EM progresiva primaria (EMPP): es menos frecuente y sólo afecta al 10% de todos los pacientes con EM. Se caracteriza por la ausencia de brotes definidos, pero hay un comienzo lento y un empeoramiento constante de los síntomas sin un periodo intermedio de remisión. No hay episodios tipo recidiva, ni periodos de remisión, sólo fases de estabilidad ocasionales y mejorías pasajeras poco importantes.
• -EM progresiva recidivante (EMPR): es una forma atípica, en la que hay progresión desde el comienzo, pero a diferencia de los pacientes con EMPP, éstos muestran brotes agudos claros, con o sin recuperación completa. Los períodos entre brotes se caracterizan por una progresión continua.
Síntomas
No hay ningún síntoma típico de la esclerosis que ayude en el diagnóstico inicial. Además, los síntomas dependen de las áreas del SNC lesionadas y no solamente varían entre diferentes personas sino también en una misma persona y según el momento. También pueden variar en gravedad y duración. Una persona con EM experimenta normalmente más de un síntoma pero no todas las personas van a experimentar todos los síntomas existentes.
Es habitual que el primer episodio pase desapercibido por la vaguedad de las molestias sin que el sujeto consulte con su médico. A menudo, las primeras manifestaciones se presentan como problemas de la visión, bien en forma de visión borrosa, doble o pérdida de visión. Rigidez de cuello. Dificultad para tragar. Hormigueo en las extremidades, vértigo, síntomas neurológicos que afectan a la sensibilidad con tendencia de remitir espontáneamente.
La mayoría de los pacientes experimenta además sensaciones anormales como hormigueo, entumecimiento y picazón; pérdida de fuerza en los brazos o piernas, y trastornos del equilibrio o de la coordinación. También son frecuentes el vértigo, los problemas para orinar o defecar, los dolores inespecíficos, alteraciones del carácter, etc.
Causas de la EM
Las causas de la esclerosis múltiple aún no están claras y bien definidas. Distintas observaciones permiten abordar la esclerosis múltiple desde dos perspectivas distintas aunque no excluyentes. “En la actualidad, la hipótesis más aceptada es que existe una predisposición genética en el cromosoma número 13. A la que se sumaría un factor ambiental, posiblemente infeccioso, que en este momento es desconocido y que sería el desencadenante de la enfermedad”, afirma la Dra. Blasco, coordinadora del Grupo de Estudio de enfermedades desmielinizantes.
No existen grupos de riesgo específicos y cualquier persona puede padecer la enfermedad… Pero el riesgo de tener EM en un familiar de primer grado de un afecto, es 50 veces superior al de la población general (Fuente: Grupo de enfermedades desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología)
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad se realiza primordialmente por la historia clínica y la exploración neurológica y teniendo en cuenta que la resonancia magnética (RM) ha sido la técnica con mayor impacto en la esclerosis múltiple. Aunque el diagnóstico definitivo suele retrasarse tanto por el carácter transitorio de la enfermedad en sus inicios, como por los largos períodos de tiempo que separan unos brotes de otros, así como por la ausencia de una prueba específica para identificarla. También se aconseja realizar una PUNCIÓN LUMBAR.
«El diagnóstico de la esclerosis múltiple es realmente difícil, no sólo en el ámbito de la medicina de familia, sino también en el de la especialidad», afirma el doctor Bonaventura Casanova, de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital Universitario La Fe, en Valencia. «En la actualidad carecemos de marcadores fiables de diagnóstico, de forma que la evaluación se realiza sumando criterios clínicos, de resonancia y de líquido cefalorraquídeo, y eliminando otras causas posibles que pueden simular una esclerosis múltiple», añade el doctor.
La capacitación de los médicos de familia para el diagnóstico está limitada no tanto por su capacidad profesional sino por el acceso a pruebas especiales, como por ejemplo, la realización y análisis del líquido cefalorraquídeo, o determinados análisis tendentes a excluir otras causas, como análisis genéticos, etc. Por este motivo la sospecha de esclerosis múltiple se ha de estudiar en el ámbito de la especialización en neurología, bien hospitalaria o bien en unidades específicas. (Fuente: Diario Médico)
El diagnóstico puede producir un fuerte impacto en el paciente y su entorno, siendo la depresión un síntoma frecuente que aparece a lo largo de la enfermedad, bien sea por la incertidumbre que crea esta patología o por los problemas derivados de la misma.
Tratamiento
Hoy por hoy no existe ningún tratamiento curativo para la esclerosis múltiple y los tratamientos disponibles están dirigidos a modificar la evolución de la enfermedad, paliar sus síntomas y rehabilitar al paciente.
Actualmente hay seis fármacos que modifican la enfermedad, aprobados por la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) en Europa para las formas de Esclerosis Múltiple caracterizadas por recaídas periódicas. Ninguno de ellos cura la enfermedad. Ninguno previene los síntomas recurrentes, tales como la fatiga o el adormecimiento, que típicamente aparecen y desaparecen en una hora o un día. Todos estos fármacos han demostrado ser parcialmente eficaces. Desafortunadamente, ninguno de los fármacos modificadores está aprobado para tratar la Esclerosis Múltiple del tipo progresiva primaria, la que se presenta con una progresión continua de la enfermedad desde su inicio.
• Los corticoides ayudan a la remisión del brote agudo aunque no modifican el curso de la enfermedad. Los fármacos inmunosupresores conllevan riesgos. No son aconsejables. El Interferon parece una opción con experiencia, según indican nuestros expertos del Comité Científico “al menos tenemos más experiencia”. Actualmente hay en estudio polipéptidos sintéticos o proteínas básicas de la mielina de extracción bovina. ESTE ES EL GRAN RETO EN ESTUDIO.
Hay unanimidad en la comunidad científica de que estos fármacos son más eficaces cuando se comienzan a tomar tempranamente, y antes de que la enfermedad haya tenido tiempo de realizar daños significativos.
Vídeo explicativo sobre la Esclerósis Múltiple, incluye testimonios de pacientes y neurólogos.
Fuente vídeo: FELEM (FEDERACIÓN ESPAÑOLA PARA LA LUCHA CONTRA LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE)